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Concluir la universidad ha sido un logro más en mi vida, mi transcurso en ella ha sido muy padre, en ella he conocidos tanto maestros muy buenos y otros no tanto, de los maestros que más he aprendido son el profesor David Beciez, con él aprendí muchas técnicas que me gustaron mucho, es increíble como es fácil aprender la historia de una forma divertida, esta materia para mí era muy aburrida y gracias a él que me enseño muchas formas de aprender historia sin que fuera aburrida, por ejemplo, por medio de canciones, baile, formas que uno no se imagina, algo que mas me gusto fue cuando tuvimos que representar lo aprendido en el semestre haciendo un show de payasos, fue algo divertido y autentico, no me queda, MAS QUE DARLE LAS GRACIAS POR SU ENSENANZA Y FELICITARLO POR SER UN GRAN.
David Bocanegra fue otro profesor del cual también he aprendido muchísimo, mi respeto y mi más grande admiración, fue muy triste enterarme de su muerte, ya que era un gran maestro, GRACIAS MAESTRO. Juan Carlos Rangel, me enseño como utilizar la tecnología y me enseño ese mundo tan impresionante que se esconde a través de ella, ya que para era algo muy difícil, pero gracias a él, he aprendido, varias cosas, GRACIAS MAESTRO, entre otros maestro de los cuales he aprendido mucho, David Vázquez, profesor Osnaysa, Alejandro Gallardo, entre otros. La universidad, me ha dejado varias cosas porque gracias a ella conocí muchas persona, he hice grandes amistades, paulina, Esther, América, roció, Susana, natali, Alejandro, Priscila, monserrath, entre otros, GRACIAS AMIGOS, por estar siempre conmigo, tanto en las buenas como en las malas los QUIERO MUCHO. También amores y desamores, risas y tristezas, todavía recuerdo el primer día que entre, toda nerviosa por no saber lo que en ella encontraría, sin saber que me dejaría grandes experiencias. A pesar de que tuve que dar de baja dos años no me arrepiento ya que fue por lo más hermoso que me ha podido dar la vida mi hijo JHOANN al cual amo demasiado, y me ha enseñado a ser madre.
El texto de Jesús Martín Barbero me parece muy interesante, debido a que estamos inmersos en un mundo donde cada vez avanza la tecnología rápidamente, cuando antes era un lujo contar con ella, ahora se ha vuelto una necesidad.
Los medios de comunicación constituyen una rica fuente de recursos simbólicos
con los que los adolescentes interactúan en la elaboración de la propia identidad.
Éstos se sirven de un conjunto de textos mediáticos que atraen por igual a chicos y
chicas y que utilizan a modo de caja de herramientas para negociar la identidad
juvenil. Se trata de productos de terror y suspense y contenidos televisivos como las
series y los talk shows. Con todo, esa multiplicidad de recursos y fuentes que conforman
su experiencia mediada hace sospechosa la idea de un yo estable y de una
identidad única.
El autor nos menciona que En la empatía de los jóvenes con la cultura tecnológica, que va de la información absorbida por el adolescente en su relación con la televisión a la facilidad para entrar y manejarse en la complejidad de las redes informáticas, lo que está en juego es una nueva sensibilidad hecha de una doble complicidad cognitiva y expresiva: es en sus relatos e imágenes, en sus sonoridades, fragmentaciones y velocidades que ellos encuentran su idioma y su ritmo. Estamos ante la formación de comunidades hermenéuticas que responden a nuevos modos de percibir y narrar la identidad, y de la conformación de identidades con temporalidades menos largas, más precarias pero también más flexibles, capaces de amalgamar, de hacer convivir en el mismo sujeto, ingredientes de universos culturales muy diversos.
Estamos ante nuevos “modos de estar juntos” y unos nuevos dispositivos de percepción que se hallan mediados por la televisión, el computador, y dentro de muy poco por la imbricación entre televisión e informática en una acelerada alianza entre velocidades audiovisuales e informacionales.
Nuevos lenguajes y formación de ciudadanos
La aparición de un ecosistema comunicativo se está convirtiendo para nuestras sociedades en algo tan vital como el ecosistema verde, ambiental13. La primera manifestación de ese ecosistema es la multiplicación y densificación cotidiana de las tecnologías comunicativas e informacionales, pero su manifestación más profunda se halla en las nuevas sensibilidades, lenguajes y escrituras que las tecnologías catalizan y desarrollan. Y que se hacen más claramente visibles entre los más jóvenes: en sus empatías cognitivas y expresivas con las tecnologías, y en los nuevos modos de percibir el espacio y el tiempo, la velocidad y la lentitud, lo lejano y lo cercano. Se trata de una experiencia cultural nueva, o como W. Benjamin lo llamó, un sensorium nuevo, unos nuevos modos de percibir y de sentir, de oír y de ver, que en muchos aspectos choca y rompe con el sensorium de los adultos. Un buen campo de experimentación de estos cambios y de su capacidad de distanciar a la gente joven de sus propios padres se halla en la velocidad y la sonoridad. No solo en la velocidad de los autos, sino en la de las imágenes, en la velocidad del discurso televisivo, especialmente en la publicidad y los videoclips, y en la velocidad de los relatos audiovisuales. Y lo mismo sucede con la sonoridad, con la manera como los jóvenes se mueven entre las nuevas sonoridades: esas nuevas articulaciones sonoras que para la mayoría de los adultos marcan la frontera entre la música y el ruido, mientras para los jóvenes es allí donde empieza su experiencia musical.
La escuela ha dejado de ser el único lugar de legitimación del saber, pues hay una multiplicidad de saberes que circulan por otros canales y no le piden permiso a la escuela para expandirse socialmente. Esta diversificación y difusión del saber, por fuera de la escuela, es uno de los retos más fuertes que el mundo de la comunicación le plantea al sistema educativo. Frente al maestro que sabe recitar muy bien su lección hoy se sienta un alumno que por ósmosis con el medio-ambiente comunicativo se halla “empapado” de otros lenguajes, saberes y escrituras que circulan por la sociedad. Saberes-mosaico, como los ha llamado A. Moles, por estar hechos de trozos, de fragmentos, que sin embargo no impiden a los jóvenes tener con frecuencia un conocimiento más actualizado en física o en geografía que su propio maestro. Lo que está acarreando en la escuela no una apertura a esos nuevos saberes sino un fortalecimiento del autoritarismo, como reacción a la pérdida de autoridad que sufre el maestro, y la descalificación de los jóvenes como cada día más frívolos e irrespetuosos con el sistema del saber escolar.
La escuela ha dejado de ser el único lugar de legitimación del saber, pues hay una multiplicidad de saberes que circulan por otros canales y no le piden permiso a la escuela para expandirse socialmente. Esta diversificación y difusión del saber, por fuera de la escuela, es uno de los retos más fuertes que el mundo de la comunicación le plantea al sistema educativo. Frente al maestro que sabe recitar muy bien su lección hoy se sienta un alumno que por ósmosis con el medio-ambiente comunicativo se halla “empapado” de otros lenguajes, saberes y escrituras que circulan por la sociedad. Saberes-mosaico, como los ha llamado A. Moles, por estar hechos de trozos, de fragmentos, que sin embargo no impiden a los jóvenes tener con frecuencia un conocimiento más actualizado en física o en geografía que su propio maestro. Lo que está acarreando en la escuela no una apertura a esos nuevos saberes sino un fortalecimiento del autoritarismo, como reacción a la pérdida de autoridad que sufre el maestro, y la descalificación de los jóvenes como cada día más frívolos e irrespetuosos con el sistema del saber escolar.